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Trazando el camino de la corresponsabilidad y la Conciliación familiar y laboral

  • gabyveghazi
  • 4 dic 2023
  • 6 Min. de lectura

Repasemos un poco lo que hablamos en la entrada anterior, y si no la leíste, te dejo el link para que le des una mirada.


Hablamos de Carga Mental. La definimos como todas aquellas micro tareas (y no tan micro) que gestionamos día a día. Qué ocupan lugar en nuestra mente y no nos permite focalizarnos. Generalmente están implícitas en el rol materno y se dan por obvias.


Pero va más allá de las tareas en sí mismas, la carga mental, son todas las tareas, eventos y preocupaciones, que ocupan lugar en nuestra mente y nos quita espacio para otras actividades.


Pero sobre todo nos quita energía tanto física como emocional, y más aún cuando todo ello está invisibilizado, desvalorizado y se da por obvio.


El clásico…


¿De qué estás tan cansada si no hiciste nada en todo el día?


¿Cuántas veces escuchaste este comentario? Te dejo aquí una foto de una mamá que un día decidió no hacer nada…


Mamá un día decidió no hacer nada
Visibilicemos lo invisible

Son responsabilidades que por mandato, en la mayoría de los casos recaen en las madres. Ya que la sociedad en su mayoría espera que criemos como si no trabajaramos y que trabajemos como si no fuésemos madres.


Lo que se olvida es, que la maternidad es un trabajo en sí mismo. Y que la corresponsabilidad es un derecho de los niños y de todas las que maternamos.


Ahora bien, la idea no es quedarnos en la queja, sino accionar para lograr cambios y que estos sean duraderos.


Porque los cambios son posibles, pero requieren compromiso de ambas partes.


Trazando el camino de la corresponsabilidad y la conciliación familiar y laboral


Aquí te dejo una hoja de ruta, con sus curvas y contracurvas. No digo que vaya a ser fácil, pero sí es disfrutable. Es un recorrido intenso y de mucho aprendizaje. Encontrar espacios de reflexión y de autoconocimiento. Compartir y acordar desde el amor y la empatía. Para llegar a un acuerdo donde las partes se sientan conformes, seguras y valoradas.


Es un nuevo paradigma que además le transmitimos a los peques, en el cual, la igualdad y la corresponsabilidad están presentes como ideas fundacionales.


Y el primer punto es:


Visibilizar lo invisible


Como lo decíamos antes, hay un sin fin de actividades, gestiones, pensamientos y preocupaciones, que ocupan lugar en nuestra agenda, pero sobre todo en nuestra cabeza.


Hablemos de ellas. Nombrar los que nos preocupa o agobia es el primer paso. Es muy probable que tu compañero jamás haya pensado en todo aquello. Que esté totalmente fuera de su radar. Y no porque no le importe, sino que muchas veces, lo que no se dice, no se ve o se da por hecho.


Así que los invito a visibilizar lo invisible.


Hagan cada uno por separado su lista de tareas, desde las más grandes a las más pequeñas. Incluyan todo, también los pensamientos, preocupaciones y responsabilidades diarias.


Si aún no tienes la lista modelo de actividades diarias, suscríbete y te la envío a tu correo.


Ahora es momento de compararlas, no para ver quien hace más o menos, sino para tratar de equilibrar.


De aquí en más, es imprescindible el Compromiso de ambas partes.


Con la lista en mano, llegó el momento de conversar.


Idealmente hay que encontrar un momento y espacio en el que ambos estén tranquilos, relajados y abiertos a esta charla.


Hablar desde la empatía, tratando de dejar afuera los enojos y reproches Sin relojes ni niños dando vuelta.


Por experiencia sé que esto es de lo más difícil. Pero en el futuro, me lo agradecerán.


Debemos lograr un compromiso duradero por parte de ambos. Y esto solo es posible desde el diálogo sincero y la escucha empática. Tengan siempre presente que están tratando de construir un modelo más equilibrado y feliz para todos los miembros de la familia.


Nadie puede sostener nada si se siente atacado o ninguneado. No estamos aquí para comparar quien es mejor o hace más, sino para lograr un equilibrio.


Lo primero que debemos hacer es dividir tareas. Asumir aquellas en donde cada uno se siente más seguro. Es importante conocer también nuestros límites. De qué podemos hacernos cargo y responsabilizarnos y de que no.


Siempre van a haber cosas que preferimos no hacer, pero si por ejemplo mamá es muy impresionable y al peque hay que hacerle estudios donde hay que sacarle sangre, es mejor que se ocupe papá. O si a papá le da miedo el agua, pero decidieron que el peque vaya a la piscina, entonces que lo acompañe mamá.


Delegar y soltar el control


Yo se que estás muy acostumbrada a hacer todo tú, pero para poder equilibrar esta balanza y compartir la responsabilidad, entonces tendrás que delegar.


También se que en la teoría es lo que quieres, pero en la práctica…


Cuesta más de lo que quieres confesar.

Tienes que tener en claro que nadie va a hacer las cosas como las haces tú. Aquí no hablo ni de bien ni de mal. Hablo de que seguro serán diferentes. Y tienes que aprender a vivir con ellos.


Debes confiar en tu compañero, quien también quiere lo mejor para los peques y va a dar su mejor esfuerzo para que las cosas funcionen.


Pero, es imprescindible llegar a acuerdos. Hay límites que no podemos cruzar. Aquí no vale eso de “El fin justifica los medios” Las cosas no tienen que estar hechas y no importa como.


Y voy a ejemplificar con un caso muy extremo, para que nadie se sienta señalado.


El acuerdo es que los peques se bañen todos los días. Pero hay cosas que papá y mamá pueden hacer de forma diferente otras no. La temperatura del agua tiene que ser la misma o similar, pero uno los puede duchar, mientras que el otro les llena la bañera y los deja jugando.


Y una vez asignada la tarea, confiar en que el otro va a saber llevarla adelante y resolver los imprevistos que puedan surgir.


Aquí la idea es que una vez delegada la actividad, la persona encargada de que se lleve adelante dicha actividad, se encargue de todo. Es tomar la responsabilidad completa, no solo la ejecución, NO ayudar a mamá.


Vuelvo al caso del baño. Si papá se encarga de bañar a los peques, no puede estar preguntando qué jabón utiliza, ni dónde están los toallones o por qué no hay pijamas limpios.


El primer día, la primera semana, es probable que sea necesario acompañarlo en su nueva responsabilidad, pero luego la tarea completa le corresponde a él. Con todas las “micro tareas” que giran alrededor de esta.


Si no nos libramos de las micro tareas y la otra parte de la pareja solo hace “lo que le pedimos” en lugar de responsabilizarse por ellas, entonces la carga mental sigue siendo nuestra.


Ahora sí, vamos al último punto de este mapa.


Con las tareas divididas, lo que nos queda es planificar.


Idealmente deberíamos tener una planificación semanal y una mensual. Si son super organizados, entonces podrían también hacer una más amplia.


En esta planificación debemos ser minuciosos y anotar TODO.


Las horas de trabajo rentado de cada uno de los integrantes. Las actividades de los peques, escolares y extraescolares. Los espacios de esparcimiento personal, de pareja y familiar. Los turnos médicos, los recordatorios de cuando hay que pedir citas. Las compras, las actividades del hogar y todos los extras o eventuales que se les puedan ocurrir.


Debemos planificar lo que se repite regularmente, como por ejemplo quien lleva y trae a los peques al cole, como las eventualidades: Cumpleaños, turnos médicos, etc.


Cuando hagamos esta planificación, tengamos en cuenta los tiempos de traslado, por ejemplo. La disponibilidad física y de energía de cada uno. Si uno de los miembros de la pareja tiene un día muy cargado, capaz que de la cena se puede ocupar el otro.


Seamos flexibles en la planificación y en la división de tareas. La idea es poder cumplir con ello, sin llegar a extremos.


Debemos dejar también lugar para los imprevistos. Si mamá un día tiene una actividad espacial, entonces papá ese día debería dejarlo semi disponible. No estoy diciendo que no vaya a trabajar, si es lo que le toca. Pero debe saber, que en caso de que, por ejemplo, el peque se enferme, se tendrá que hacer cargo de la situación, porque mamá va a estar ocupada.


Con niños pequeños (y no tanto) también tenemos que contemplar estas cosas. Si podemos contar con un plan B, genial!! Sino, saber quién y cómo se hará cargo del imprevisto.


Y para finalizar y no por eso menos importante, dejemos espacio para el ocio y el autocuidado.


Recordá siempre que es imposible que la crianza sea respetuosa, si no se respeta a quienes maternan y paternan.


Para que los peques estén bien, nosotros debemos estar bien. Y para ello necesitamos espacios y tiempo para dedicarnos a nosotros mismos.


Tiempo individual para hacer ejercicio o deporte. Tiempo para encontrarnos con una amiga a conversar. Tiempo de autocuidado y tiempo de descanso.


También es muy importante contar con tiempo de pareja. Libre de horarios y presiones. Tiempo de estar juntos y disfrutar sin los peques.


Y ya se que todo esto parece imposible y casi utópico, pero no es así…


Lo que sí requiere, es una planificación minuciosa y consciente, que deje lugar para los imprevistos y sea flexible para que no salte por los aires.


Recuerda!!


Si necesitas ayuda, yo estoy del otro lado de la linea, para que juntas tejamos las estratégias que más te sirvan.



 
 
 

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